Ir al contenido principal

La melodía del silencio.






El silencio me susurró una vez más en ambos oídos. Me susurró el pitido que produce el no escuchar nada, me susurró los latidos de mi corazón y el sonido de las teclas, como una melodía en el piano.

Mi amado silencio. No sé que haría sin ti. Cuán útil eres en mi vida en situaciones donde es mejor callar, pues una mirada en medio del silencio no es comparable con ninguna palabra. La mirada se clava en el alma profundo, el no-silencio te distrae para que no observes y el silencio te conduce a un sin fin de sensaciones producidas desde lo más profundo de tus sentimientos.


Y a mi... a mi que me gusta pensar y sentir, admiro lo que el silencio puede producir. Quizá lo que necesite el de en frente es tan solo tu silencio. Tu silencio y tu presencia. Tu silencio y tu mirada. Tu silencio y tu caricia...

El silencio produce respeto, el silencio es, en esencia, eso que necesito para la relajación profunda desde donde parten mis sueños y por tanto, mi vida.

Quien me invite a un buen silencio ganará hasta el firmamento. Silencio acompañado de estrellas y de brisa, de amor y piel de gallina. El silencio como sonido es en su plenitud mi sonido favorito, con el que más siento, con el que más hago sentir, el sonido del silencio dice tantas cosas que ni un millón de palabras podrían describirlo en su totalidad. 


El silencio no tiene por qué ser la ausencia de sonido. Silencio es saber escuchar y saber escucharte. Dejar fluir todos los sentimientos que te componen. El silencio te hará estar contigo y conectar con los demás, intercambiar miradas cuando no hacen falta palabras, intercambiar te quieros que se acumulan en la garganta incapaces de salir.

Y...¿por qué se cree necesario decir algo en algún momento cuando una mirada o un gesto puede ser lo más verdadero? Yo prefiero el silencio. Mi querido silencio... el que nunca me abandona, el que siempre está. El que siempre es sincero.

Muchas veces el silencio es una gran respuesta. La llamada "melodía del silencio".

Comentarios

Entradas populares de este blog

Unicornio

Quién tuviera la llave para quedarse a vivir en tu corazón, O en tu mente, En algún resquicio de ti, donde se esté calentito, eso sí. Hablamos muchas veces de madurez... Aprendí que una persona madura es aquella que no exige, sino que prefiere. ¿Tú exiges o prefieres? En realidad, solo podemos disfrutar de lo que podemos prescindir. Las malas noticias llegan solas, sin que hagas nada, Sin embargo, las buenas, solo les llegan a aquellos que se embarcan dispuestos a naufragar. Naufraga "X", mas nunca fracasarás. Porque el miedo es eso que te pasa cuando estás apunto de hacer lo que tienes que hacer. No puedes morir esperando a vivir. Necesito que sepas que me siento alguien si pienso en ti, Sentirse alguien es importante porque, normalmente, no siento ser nada. Pero estoy aquí, Estoy para la gente, Para quien me haga daño y para el que no. Eso me da igual. Estoy para ti, Para reír contigo, Para abrazarte, Para verte crecer como llevo

Educación

“Un lobo educado entre personas, sigue siendo un lobo. Un niño entre lobos, se comporta como un lobo.”                                           Un niño se comportará como un lobo, pero no cubrirá sus necesidades de ser humano como tal, teniendo carencias porque no es de la misma especie. Si educamos a un lobo o cualquier otro animal, le proporcionamos comida, refugio, y con eso tiene suficiente, nunca llegará a adquirir capacidades humanas dado que su cerebro no está desarrollado para ello. Los lobos no educan, el niño aprendería por imitación al verlos, quedándose estancado en sus capacidades básicas de supervivencia.

Efecto difuminado

En lo más profundo de su corazón, habitaban las flores más bonitas del Reino de Corazones. Ella no quería verlas, se daba la vuelta buscando un rincón donde apaciguar su soledad. Lágrimas caían en tierra oscura, y no había voz que quisiera oír ni escuchar. Creía gustarle la melodía del silencio. Un día, entre la oscuridad del reino, un hombre de arrugas marcadas determinadas por su edad, le tocó el hombro y dijo:          - "¿Qué haces aquí tan sola, en el Reino de Corazones, donde las flores son nuestra alegría, felicidad y también nuestra compañía?" - "No quiero ni alegría, ni felicidad. Tampoco compañía. Prefiero estar aquí, mis lágrimas marchitarían las flores y desaparecería el Reino." Respondió ella. El viejo sonrió y levantándose, añadió: - "¿Sabes de dónde sale lo más valioso de nuestro reinado? De lágrimas valientes pertenecientes a luchas internas, de la calma y la paciencia que eso exige y de ojos esmeralda llenos de esperanza.  Cuando